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Cholis: hijos de la yuta

Luego de golearlos en cancha en el segundo clásico del Apertura (Tigre 3 - Cholis 0), los aurinegros también les quitamos un trapo de esos de cocina que los cholis cuelgan en la malla olimpica. Pero, como no podía ser diferente, los policias nos quitaron ese mismo trapo para despues devolverselo a los cholis.

Todo paso luego de que un choli se entrara al final del partido a la cancha a descolgar su trapo. Resulta que ese mismo choli, en actitud provocadora y desafiante típica de un perdedor mediocre y frustrado, hizo gestos a la tribuna atigrada. Pero lo que el tipejo no calculó es que hubieran otros aurinegros descolgando sus banderas muy cerca de ese sector. Al ver los gestos del choli, respondieron haciéndolo correr por la pista de tartán, hasta que en determinado momento lo interceptaron y lo golpearon delante de todo el Siles. No sólo se llevó golpes, sino que le quitaron un trapo que había descolgado rato antes.

Luego la policia entró en escena para separar a los involucrados y, en una actitud típica de custodios cómplices del cholivarismo, los policias le quitaron el trapo al atigrado que se lo había ganado justamente a golpes y se lo devolvieron al choli que había empezado la provocación que derivó en ese incidente al final. Para aquellos que fueron al Siles, estas imagenes quedarán grabadas para siempre. Para los que no fueron, las habrán visto por la TV porque muchas cámaras captaron ese momento de total verguenza para la parcialidad desteñida y amargada del frente.

Otro triunfo más para el Tigre que en la cancha goleó y en la tribuna masacró.

La custodia los salvó

Al día siguiente del último clásico, el jefe de la juria campestre le hizo una llamada al presidente de la Ultrasur. Aparentemente, tenía el brazo lesionado y algunos moretes porque noche antes y en compañia de su padre (no sabíamos que los cholis conocían a sus padres!) gente stronguista (la Ultra oficialmente no se hace cargo de los hechos de violencia) lo pegó y además le rompieron los vidrios de su automóvil a la salida del Siles. Nos enteramos también que mientras eso pasaba, alguna gente de la Ultra fue a buscarlos a los amargos a la norte y, cuando estaban agarrandolos a golpes a los cholis, apareció la policia con perros y gases lacrimógenos, tratando de detener a los aurinegros. No estamos a favor de los hechos de violencia, pero cuando la violencia la generan en la cancha los árbitros parcializados (Paniagua, Ortubé, entre otros), los jugadores desbocados o los dirigentes faltos de ética, no podemos condenar la reacción de la gente enardecida que siente que tiene que cuidar su honor con la única arma que tiene: sus puños. Tampoco estamos de acuerdo con la reacción de la policia que parece pagada para proteger a unos cuantos y, no obstante, en reiteradas ocasiones optó por el camino de la violencia no provocada contra nuestra barra. Muchos recordarán las veces que la policia lanzó gases en medio de la curva Sur cuando la gente lo único que hacía era festejar el gol de su equipo en el clásico. Los protegidos y custodiados por los criminales de verde se sienten tan impunes y socapados que hasta ahora no dieron con la identidad de aquel cobarde cholivarista que se atrevió a apuñalar a un niño stronguista hace ya casi dos años. La justicia no es para todos y como stronguistas debemos hacer algo para que la justicia deje de vestirse de celeste y pase a ser imparcial. Hasta que eso no ocurra, seguiremos firmes, con los puños en alto contra todo y contra todos los que quieren pisotear al Club The Strongest. Ya les tocó a los jurias por última vez en el último clásico. Esperamos que sepan con quién se están metiendo antes de provocar, insultar o levantarle la mano a cualquier aurinegro nuevamente, o sino la próxima le irá peor.